miércoles, 7 de abril de 2010
La ciudad me devuelve el trastorno bipolar
La semana pasada (semana santa), me fui de vacaciones a un pueblo de mi natal Huehuetenango. La verdad la pase de lo mejor en compañía de mis primos, primas, tías, y demás familia.
En esos 4 días, que la verdad no hubiera querido que acabaran nunca, me dí cuenta que la bipolaridad se me olvidó casi al 100%. No se si sea la sociabilidad que hay por allá, la humildad de la gente, el cambio de estilo de vida (no sedentaria), o cualquier otro factor, pero, me sentí muy bien.
Regresando a la ciudad, me acordé de mis problemas psíquicos y del alma, y la tristeza rondo de nuevo mi jardín. Es por todo esto, que quizás en el futuro, cuando me pueda sostener por mis medios, es muy probable que emigre y me vaya a algún pueblo.
Al final solo Dios sabe lo que pasará, mientras tanto seguiré viviendo con mis fantasmas, que me atormentan y no me dejan solo ni un segundo.
martes, 2 de marzo de 2010
Neutro
Después de la tormenta viene la calma, es un dicho muy popular y que la mayoría de nosotros hemos escuchado. Pues eso mismo le pasa a mi psique, de repente entro en un estado de depresión tan fuerte, que me hace escribir en cierto estado de trance, para luego tener un poco de calma y seguir con mi vida.
A veces me pregunto porque me siento triste, si tengo lo necesario para vivir y no tengo de que quejarme: tengo comida, tengo casa, tengo a mi familia, tengo dinero (clase media). Aún así hay días en los que simplemente quisiera entrar en un sueño del cual nunca despertar.
Gracias a Dios estos estados tan desfavorables son momentáneos, y pues como dije anteriormente, después de la noche viene el día y esto ya paso. Me siento entonces simplemente aburrido y no me queda más que seguir para delante, aunque a veces el retroceso se hace presente.
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