miércoles, 7 de abril de 2010

La ciudad me devuelve el trastorno bipolar



La semana pasada (semana santa), me fui de vacaciones a un pueblo de mi natal Huehuetenango. La verdad la pase de lo mejor en compañía de mis primos, primas, tías, y demás familia.

En esos 4 días, que la verdad no hubiera querido que acabaran nunca, me dí cuenta que la bipolaridad se me olvidó casi al 100%. No se si sea la sociabilidad que hay por allá, la humildad de la gente, el cambio de estilo de vida (no sedentaria), o cualquier otro factor, pero, me sentí muy bien.

Regresando a la ciudad, me acordé de mis problemas psíquicos y del alma, y la tristeza rondo de nuevo mi jardín. Es por todo esto, que quizás en el futuro, cuando me pueda sostener por mis medios, es muy probable que emigre y me vaya a algún pueblo.

Al final solo Dios sabe lo que pasará, mientras tanto seguiré viviendo con mis fantasmas, que me atormentan y no me dejan solo ni un segundo.